viernes, 22 de junio de 2012

00 28 LA GRAN MENTIRA Y MALDAD DE LAS REVOLUCIONES COMUNISTAS.






La revolución cubana y TODAS LAS REVOLUCIONES SEMEJANTES son uno de los mitos más incomprensibles del esfuerzo de algunos hombres para someter a los demás a la esclavitud. Su sustento teórico es la filosofía marxista-leninista, ideología utópica y fracasada que ha producido el mal más grande que conocen los siglos. Sus más de cien millones de muertos en todo el mundo; la destrucción de las familias; los campos de concentración; la desaparición de la propiedad privada con el consiguiente robo de los bienes de los otros, bajo la premisa de dárselo a los proletarios, generando pobreza, falta de motivación para luchar por algo, sumisión a los mandatos de un líder, casi siempre despótico y vitalicio; las armas como solución a la “taimada” y temida invasión o intervención del “imperialismo”; los controles de la economía, los transporte, la salida del país, hasta el control ignaro de cada persona, las fracasadas reformas agrarias y la general centralización en una persona o un grupo muy reducido de ellas, de todo poder posible en una nación. En la práctica los regímenes comunistas son una copia exacta de las estructuras de poder y sociedad, salvo la religiosa, de la baja edad media. El líder es de hecho el rey, resume en su persona todo el poder efectivo, nada se mueve sin su consentimiento y nadie osa contradecir sus órdenes. Una serie de “nobles” que reciben el nombre, entre otros, de la “nomenclatura”, están “arrimados” al poder y reciben dividendos y buena vida, siempre y cuando obedezcan sin chistar las “líneas” emanadas del líder. Clase media no existe, fue eliminada de una u otra manera por las políticas, amenazas y exilio que impuso el líder, lo que hay es un 80% o más de “esclavos” de hecho y derecho que la infinitamente mentirosa propaganda del gobierno del líder, llama proletarios liberados, el pueblo o cualquier otro nombre inventado para hacer creer en su inconcebible liberación del poder “demoniaco” de los burgueses. Pero ahora ese “pueblo” no tiene ni sindicatos ni contractos colectivos ni prestaciones sociales ni posibilidad de tener algo a su nombre, sino que todo es propiedad de un ente llamado estado del cual el único dueño es el omnipotente líder y sus acólitos. El comunismo es “intrínsecamente malo” decía Pio XI en una celebre encíclica:

"...la Iglesia católica no podía callar, y no calló. No calló esta Sede Apostólica, que sabe que es misión propia suya la defensa de la verdad, de la justicia y de todos aquellos bienes eternos que el comunismo rechaza y combate. Desde que algunos grupos de intelectuales pretendieron liberar la civilización humana de todo vínculo moral y religioso, nuestros predecesores llamaron abierta y explícitamente la atención del mundo sobre las consecuencias de esta descristianización de la sociedad humana. Y por lo que toca a los errores del comunismo, ya en el año 1846 nuestro venerado predecesor Pío IX, de santa memoria, pronunció una solemne condenación contra ellos, confirmada después en el Syllabus. Dice textualmente en la encíclica Qui pluribus: «[A esto tiende] la doctrina, totalmente contraria al derecho natural, del llamado comunismo; doctrina que, si se admitiera, llevaría a la radical subversión de los derechos, bienes y propiedades de todos y aun de la misma sociedad humana». Más tarde, uno predecesor nuestro, de inmortal memoria, León XIII, en la encíclica Quod Apostolici numeris, definió el comunismo como «mortal enfermedad que se infiltra por las articulaciones más íntimas de la sociedad humana, poniéndola en peligro de muerte», y con clara visión indicaba que los movimientos ateos entre las masas populares, en plena época del tecnicismo, tenían su origen en aquella filosofía que desde hacía ya varios siglos trataba de separar la ciencia y la vida de la fe y de la Iglesia". 1)

Y la realidad de esto se ha visto confirmada, sobre todo en el siglo XX. Pero lo verdaderamente insólito es que todavía una gran parte de los seres humanos, creen en las posibilidades reales de emancipación, libertad y realización de la felicidad en regímenes de esta tremenda falsedad, retroceso y maldad que están implícitas en los regímenes comunistas.

1) Encíclica Divinis Redentoris 4.

No hay comentarios: